Tuesday, August 23, 2011

Los Macarrones de mi Abuela

Macarrones con Pollo es uno de esos platos que se conocen en cualquier hogar venezolano.  En la historia anterior los introduje a mi abuela Tata, así la llamábamos los nietos, y como lo dije antes, de ella aprendí la esencia de la cocina. Cuando mi mama y mi papa se casaron vivían en San Benito, parroquia La Pastora, yo fui la primogénita, después nació mi hermano Alfredito y luego llego Snailliw, la casita de San Benito se hizo bien chiquita para una familia de 5 y Tata consiguió unos  terrenos en San Antonio de Cua, al lado de un sobrino de mi abuelo (mi padrino Lelo), mi abuela le dio a mis padres la mitad del terreno y allí se construyo la casa donde creceríamos y donde todavía reside mi mama.  Aunque vivíamos en Cua, todos los fines de semana religiosamente nos íbamos a casa de mi abuela. Uno de los platillos que ella preparaba muy frecuentemente era Macarrones con Pollo,  o a veces si hacían falta los macarrones Tata simplemente preparaba lo que tuviera a mano y podía resultar en simples suculentos Espaguetis con Pollo, al final del día era el mismo sabor con diferente forma de pasta. 
Otro recuerdo que me trae los Macarrones con Pollo es de los mediodías, la hora de almuerzo en esas pensiones de La Candelaria. Oh! La Candelaria!!!! Con sus calles de piedra y sus casas de largos pasillos, grandes ventanales, con un jardín en medio de todas esas puertas, asemejando a las casas españolas. No importa lo que digan los demás, para mí, La Candelaria es el centro de Caracas, el verdadero Corazón de la ciudad y casa de la famosa Plaza del Centro de la canción de Franco de Vita. Cuando llegaba la hora de almuerzo en el banco y era quincena, con algunos compañeros (y muchas veces sola), caminábamos las calles de La Candelaria buscando que comer y los menús de las pensiones eran siempre la solución más viable.  No importa lo que ofrecieran en el menú, si se leía “Macarrones con Pollo” mi decisión ya estaba tomada. El mismo sabor incomparable de los de mi abuela o mi mama y….
“ojala me sirvan  el muslo” solía pensar.  Cuando me mude a los Estados Unidos fue una de las primeras comidas que le prepare a Matt. Una vez me los lleve de almuerzo al colegio, sentadas frente al capitolio de Madison en un día soleado de verano, mi amiga Adriana y yo nos deleitamos comiendo los macarrones y recordando historias de nuestra tierra.  El primer comentario de mi amiga al probarlos fue: “saben igual a los que preparaba mi abuela”
Y para los que quieran intentar, no se diga más, a calentar su caldero, a picar el pollo y a preparar esta rica receta para disfrutarla en compañía de familiares y amigos.
Macarrones con Pollo

Ingredientes:

½ Kilo de pasta corta – Rigatoni, Fusilli o Plumitas
1 Pollo picado en trozos pequeños
1 Cebolla grande picada
4 Tomates picaditos (cuando no tengo tomates frescos utilizo los enlatados)
3 Dientes de ajo finamente picado
½ Pimentón Rojo finamente troceado
2 Cucharaditas de comino
3 Cucharaditas de pimiento molido
1 Pizca de ají rojo seco
2 Cucharadas de pasta de tomate
½ Taza de salsa Kétchup
½ Cucharadita de Carmencita
1 Cucharada de cilantro o perejil picadito
Sal y pimienta al gusto

 

Preparation: Condimentar el pollo con sal y pimienta fresca, en un caldero calentar las 2 cucharadas de aceite de oliva. Cuando esté bien caliente agregar las piezas de pollo de manera que todas las piezas estén en el aceite, si no caben, no abarrotarlos, hacerlo en dos tandas. Sofreír 5 minutos por cada lado y sacar a una fuente.  Agregar la cucharada de aceite restante, sofreír la cebolla y el ajo hasta que estén transparentes, aproximadamente 2 minutos. Agregar la pizca de ají rojo seco (mi toque personal), el comino, la pimienta molida, la Carmencita, sal y pimienta al gusto.  Sofreír  todo por otros 3 minutos. Agregar los tomates picaditos (o en lata), la salsa kétchup y la pasta de tomate, mezclar con una cuchara de madera.  Devolver los trozos de pollo al caldero y bajar el fuego, tapar y cocinar por unos 30 minutos, chequeando de vez en cuando. Cuando falten 15 minutos para que el pollo esté cocido, poner a calentar en una olla 3 litros de agua hasta llegar a punto de ebullición. Cocinar la pasta siguiendo las instrucciones del paquete (normalmente unos 8 minutos). Cuando la pasta este “al dente” remover con un colador de mano y verter en la salsa con el pollo. Remover y mezclar todo muy bien. Colocar en un plato para servir y agregar el cilantro o perejil picadito por encima. Agregar queso al gusto y servir inmediatamente.

! Buen provecho!
Nota: Si la salsa está muy espesa agregar un poquito del agua donde se cocino la pasta antes de agregar la pasta.



Wednesday, August 17, 2011

Pepito de Carne

Escribi esta receta después de varias peticiones, está en lenguaje muy coloquial, espero que les sea muy fácil de preparar, sobre todo en Venezuela con la delicia de panes que allá se encuentran en cualquier panadería.  Y que levante la mano el que no se ha comido un buen pepito a la hora de almuerzo en cualquier calle de Caracas, o Charallave, o Cua y hasta en San Antonio de Cua venden pepitos J
Pepito de carne:
Ingredientes:
·         4 panes franceses o panes de bollo  
·         4 bistec de lomito, aprox. 2 cm de grosor
·         3 cucharadas de pesto - (mezcla de aceite de oliva, albahaca, ajo, queso parmesano, piñones y sal)
·         2 cebollas medianas cortadas en finas tiras
·         2 cucharadas de aceite de oliva
·         1 cucharadita de salsa inglesa
·         1 cucharadita de azúcar morena
·         1 pizquita de ají picante seco o en polvo
·         Sal y comino al gusto
·         4 cucharadas de queso amarillo rallado
·         Mayonesa al gusto
Preparación:
Colocar los bistecs en una cacerola con el pesto, dejar macerar por algunos minutos.
En una sartén calentar el aceite de oliva, sofreír la cebolla rebanada, agregar  la sal y pimienta al gusto, y la pizca de ají, dejar sudar las cebollas por unos 10 minutos, removiendo con una cuchara de madera de vez en cuando. Agregar la salsa inglesa y la azúcar morena, seguir sofriendo por otros 10 minutos, la cebolla estará lista cuando tome una consistencia acaramelada y este deliciosa.
Mientras tanto, colocar los bistecs en una parrillera a fuego mediano, cocinar unos 3 min por cada lado, bajarlos del fuego y dejarlos reposar unos 5 minutos luego rebanarlos.  Abrir los panes a la mitad y colocar en la parrilla por 1 minutico para que se tuesten solo un poquito.  Untar con mayonesa los dos lados del pan, colocar el bistec rebanado, luego el queso rallado y por último las cebollas acarameladas. Se puede acompañar con una ensalada verde o simplemente con papitas, mmmm, que lo disfruten!
Nota: Si no tienen Pesto es momento de utilizar su creatividad, por ejemplo, ajo machacado y salsa inglesa ;)

Introduccion


Ya hace algún tiempo he venido pensando en la idea de compilar recetas que he preparado para compartirlas con mis amigos y familiares.  Para mí la cocina es una fascinación difícil de describir. Para mí la comida es como esas canciones que te llevan a una época de tu vida, a mí los sabores y olores de la cocina me llevan a lugares remotos y al mismo tiempo me transportan en un mundo de recuerdos; mientras que la curiosidad por probar nuevos y excitantes sabores va creando a su vez nuevos recuerdos y nuevos momentos que se van adhiriendo al gusto y al olfato en mi vida cotidiana.
Había pensado en la idea de un blog pero siempre se me hace corto el tiempo que tengo para dedicar a la red, si bien no creo que pueda escribir a menudo, pensé en crearme el objetivo de compartir por lo menos alguna que otra receta por esta via… y probar a ver qué tal.
En este blog no solo quiero compartir recetas e invitarlos a prepararlas y a ser creativos en la cocina, sino que también quiero compartir mis memorias y leer las de ustedes.
Para empezar un poco de historia…

La cocina de Josefina
                Cuenta la historia de mi familia materna que mi abuelo era dueño de un restaurantico que abrió en La Guaira con un socio al llegar de las Islas Canarias, por allá a finales de los años 40 y entrando en la década de los 50. Fue allí donde conoció a mi abuela Josefina, una de las cocineras.  Para cuando yo llegue al mundo ya dicho restaurante no estaba en la familia y se habían residenciado en Caracas. Siendo la primera nieta siempre tuve una conexión especial con mi abuela, aunque mi abuelo partió cuando yo estaba muy chica, el siempre estaba presente en las comidas que preparaba mi abuela, pues ella tenía historias de cómo hacían esto y aquello en “sus tiempos”.
 Yo no sé si la cocina era el lugar preferido de mi abuela, pero lo que sí puedo garantizar es que era el lugar donde se pasaba más tiempo, una vez que terminaba con el desayuno, ya estaba pensando en el almuerzo y al terminar el mismo ya empezaba con la ardua tarea de planear para la cena. Es uno de los rasgos que herede de ella, pues para mí el mejor Domingo en casa, transcurre en la misma secuencia.  Yo me podía pasar horas arrodillada en una silla mirando y “admirando” a mi abuela cocinar, ella podía preparar de todo, y no importa que parte de la vaca, el pollo, el cochino o el pescado estuviera preparando, y créanme que en su cocina no se perdía nada, el resultado final siempre tenía un gran sabor.  Así como recuerdo mis mejores momentos en la cocina haciéndole preguntas a mi abuela, también recuerdo acompañándola a la carnicería y a la pescadería, comprando su “gajito de apio España” (mejor conocido como Celery, pero jamás escuche ese nombre de la boca de Josefina) y escogiendo la verdura para la “sopa del día” pues era casi garantizado que ella hiciera sopa a diario. 
Para mi abuela el trabajo de la mujer era en su casa, atendiendo a los hijos y preparándoles de comer, pero al mismo tiempo, ella salía a ganarse el pan de cada día vendiendo lo que estuviera a su alcance, a pesar de haber sido analfabeta, no era una mujer inculta y era luchadora como nadie. Esos rasgos se los heredo a sus hijas y a sus nietas.
Para mí los mejores recuerdos en casa de mi abuela están asociados a la cocina.  Lo que ella no sabía es que mientras me contaba historias a medida que iba picando aliños o pelando verduras, estaba también cultivando en mi el amor y la pasión por el buen comer.  Coronelía Josefina gracias por todo lo que me enseñaste y por haberme regalado la apreciación por la cocina, aunque ya no estés entre nosotros, te puedo escuchar buscando el cuchillo perdido…..
“esa es mi nieta cara”….
Buen Provecho!